EL PERFUME DE LA MUERTE

El perfume de la muerte
que antes se presentaba espeso,
viene a mí y me envuelve
lento, lento y sin regreso.

Rodea mi cuerpo acariciando
con lejano vientre un corazón latente,
de piel seca...de arrugado rostro,
de lluvia seca con dolor hiriente.

Toma mi mano y me invita a su lecho
postrando en susurro encierro,
mi mente que se vuelve incierta
se duplica y se alimenta en el entierro.

Soy quien la mirada desdibuja
teniendo el último respiro vengo,
cuando en beso solo su caricia
me corrompe sin voz mi aliento.

Me mira la mirada fuerza
del alma perturbada,
y en son viajero
vuela mi vida a su morada.

Soy yo quien veo su manto
desteñido y fragil al viento,
ausente ya desde mi tumba
que con sombras pone incierto.

Me mira el alma y me tiembla
la voz en una espera desdeñada,
dulce y terrible sueño
que despierta la muerte soñada.

Soy quien de su mano corre
al posar que me dijeron siento,
y parar en el lugar correcto
el entierro de mi cuerpo muerto.